Kizá si no entregas lo que eres, puedes vivir más tranquilamente.
No confiar en ninguna de las personas que te rodean, evitar conocer informaciones de sus vidas, no soltar una lágrima aunque te estés muriendo por dentro, disimular sensaciones y rabias, pintarte la sonrisa cada mañana...
Nos vamos convirtiendo en gladiadores, que se hacen fuertes para una guerra.
El proceso comenzó, aunque no tengo el suficiente acero (todavia) para mi escudo, ya porto las botas, el casco, la red, el puñal....pero sigue formandose lo que me protegerá....
Las tácticas de pelea se van entrenando, y voy poniendo mi cuerpo en forma para los latigazos y las brechas de combates y luchas encarnizad@s.
Finalizado el proceso, veo difícil poder volver a ser una persona noble y con principios, basados estos en el cariño y el respeto.
No hay vuelta atrás.
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