Un día te elegí y te hice especial.
Pensé que eras un alma que caminaba junto a la mía
y entendía los pasos andados.
Todos los sueños que veías, yo los visualizaba,
todos los minutos en tu compañía eran únicos
y llenos de ilusión.
Tú me fuiste ayudando a desconfiar, a sufrir, a cambiar,
a hacerme débil y ruin.
Contigo descubrí la dignidad porque en tu presencia me quedé sin ella...
A pesar de ello te seguí, confié en tu persona y volví a creer en la ceguera...
Tuviste en tus manos ser especial para alguien...
te hacia "grande" mi sentimiento.
Hoy jugaste a la ruleta y ni el número
ni el color estuvieron de tu lado.
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